viernes, 12 de abril de 2013

Cofradia de la Clemencia, Jaen


Antigua, Ilustre y Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Clemencia, Nuestro Padre Jesús de la Caída, Santa María Magdalena y María Santísima del Mayor Dolor

Jaen


Datos Históricos




Fue fundada el 17 de marzo de 1593 en el Real Convento de Santo Domingo, desapareció por falta de cofrades en 1832 y se reorganizó en 1850. Se incorporó a la Semana Santa en 1945 tras reorganizarse por segunda vez y contando con solo cuatro cofrades. Realizó su primera estación de penitencia en 1946.




Imágenes

Nuestro Padre Jesús de la Caída (Emilio Navas Parejo, 1956), 

Santísimo Cristo de la Clemencia (Salvador de Cuéllar, 1593), estando al pie de la cruz Santa María Magdalena (atribuida a Mateo de Medina, S. XVIII)


María Santísima del Mayor Dolor (Alfredo Muñoz Arcos, 1946), estando junto a ella San Juan Evangelista (Anónimo, S. XVIII)


Pasos Procesionales


















Hábito Procesional

Túnica y una capa blancas, mientras que el caperuz y el cíngulo son rojos

Estación de Penitencia: Martes Santo


Su Templo


Iglesia de Sta Maria Magdalena


Hablar de la Iglesia Parroquial de Sta. María Magdalena es referirse a la historia más genuina de Jaén. En efecto, es la m ás antigua de las parroquias hoy existentes en la ciudad. Anterior a ésta sería la desaparecida de El Salvador, en el cas­tillo de Santa Catalina. En La Magdalena y, sobre todo, en el patio adyacente, quedan restos de las civilizaciones romana, musulmana y cristiana a su paso por esta ciudad.

La iglesia est á edificada en estilo gótico. Consta de cuatro naves, una más ancha que las demás, separadas por pilares irregulares no alineados. De pilar a pilar se voltean arcos apuntados, realiz ándose la cubrición por bóvedas de nervios con formas de lagartos (presencia evidente de la secular leyenda del “Lagarto de la Magdalena”) que apoyan en ménsulas sobre los capiteles.

La portada principal es una muestra del g ótico isabelino, enmarcada con pilastras con haces de baquetones y rematada en flameros y crestería sobre cornisa a modo de alfiz. El arco de entrada, de medio punto rebajado o carpanel, parece posterior por las dovelas que se aprecian en el tímpano y los escudos del Cardenal Merino y del Obispo D. Diego de Tavera, que fue el encargado de restaurar la puerta. Este Obispo fue el que costeó la puerta propiamente dicha y encargó a Andrés de Vandelvira la remodelación de la torre-campanario, de origen musulmán, a partir de 1.555.

Sobre el arco de acceso, vemos un altorrelieve de Sta. Mar ía Magdalena, penitente, y sobre ella una cenefa gótica de parecidas características a la de la pared Este de la S. I. Catedral (parte de atrás).


La iglesia fue edificada sobre una mezquita que, parece ser, fue mandada construir por Abd-al-Rahman II (Abderraman ll) en el a ño 825 d.C. Constaría aquella mezquita de 5 naves separadas por columnas de mármol negro. Junto a ella, como era habitual, un patio para abluciones rodeado por una galería de arcos, que es el que hoy se conserva adosado a la iglesia.

Tanto en el Altar mayor como en el Amb ón, y acoplados a la fábrica de éstos, podemos ver los restos de un mosaico de origen musulmán. En el propio Ambón, como parte de su fábrica, hay una piedra lapidaria con inscripción en latín.

En 1966 fue objeto de una restauración y nueva reconstrucción, lleva­das a término por el arquitecto D. Luis Berges Roldán que finalizaron en 1983 .

Entre las obras de interés des­tacan las tallas policromadas del Cal­vario, atribuida a Jacobo Florentino o a Jerónimo Quijano; la del Cristo de la Clemencia, de Salvador de Cuéllar, realizada en 1593, y la de La Magdalena Arrodillada, de Mateo Medina, catalogada en 1572. Quedan restos de pintura cristiana, en irregular estado de con­servación, en el muro oriental del patio árabe, así como algunos lienzos del siglo XVII y XVIII, como la Anuncia­ción, la Adoración de los Reyes, el Des­canso de la Huida a Egipto, la Inma­culada, la Resurrección de Lázaro, la Asunción, la Resurrección de Cristo, la Ascensión a los Cielos, las Tenta­ciones de san Antonio Abad y otros. Por último, no debe dejar de contem­plarse la puerta de dos hojas de la portada principal, mandada hacer por el obispo Diego Tavera en 1555, aún mag­nífica a pesar del paso del tiempo.

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