lunes, 28 de enero de 2013

Hermandad El Caido, Córdoba


Pontificia, Real y Venerable Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.

Cordoba




Datos Históricos


Tenemos que remontarnos a los últimos lustros del s. XVII para encontrar los primeros antecedentes de la Hermandad. La imagen de Jesús Caído era fervorosamente adorada por los fieles que atravesaban la muralla para dirigirse al convento de los Carmelitas. La devoción al Nazareno caído viene promocionada por la orden carmelitana y culmina, en el caso de Córdoba, con la donación de esta imagen por parte del canónigo catedralicio Francisco Bañuelos y Murillo hacia 1676 y que fue colocada en la última capilla a la izquierda de la Iglesia.

En un principio, se conoce a la imagen como Jesús Nazareno y no será hasta 1736 cuando tome su actual advocación. En 1732 ya se había comenzado la construcción de la actual capilla, colocándose la imagen del Caído en 1736 y que tuvo de coste la cantidad de dos mil quinientos ducados. Será en 1742 cuando tenga lugar la talla del retablo y en 1751 se habían terminado los retablos laterales y el dorado de los mismos; finalmente, en 1763 se construyó el camarín para la Virgen, bajo la advocación de María Santísima de los Dolores, y que importó mil ciento cuarenta reales. El barrio de Santa Marina se vuelca con el Caído, de forma que incluso abundan los enterramientos en la capilla donde se venera a la imagen, así como las donaciones de ornamentos para el altar y ricas túnicas de terciopelo morado con franjas de oro.

La fundación de la Cofradía acontece en 1765. Dado el fervor hacia la imagen de Jesús, el prior de la comunidad carmelita, Fray Andrés de Santa María, impulsa la formación de la Hermandad, cuyo primer hermano mayor sería José Julián Vázquez, como consta en la inscripción de la demanda de plata, la pieza más antigua conservada por la Hermandad.

La incorporación a la Semana Santa cordobesa lleva consigo una indudable vitalidad de la cofradía que se mantendrá hasta los primeros años del siglo XIX. A partir de esa fecha se producirá una fase de postración que se agrava de manera paulatina hasta llegar a la disolución decretada en el año 1818. Esta crítica situación se agudiza dos años más tarde cuando quedan suprimidos los desfiles procesionales en nuestra ciudad por el edicto del obispo Trevilla.

No será hasta 1851 cuando se reorganice la cofradía, lo que significa el resurgir de la devoción popular a Jesús Caído que vuelve a hacer estación de penitencia en ese mismo año y junto a Nuestra Señora del Mayor Dolor al año siguiente. Las dos imágenes de la cofradía participan en la procesión oficial hasta el año 1858, ya que el obispo Alburquerque toma la decisión de reducir el número de imágenes de la procesión oficial. Esta decisión supone que la cofradía entre en un paréntesis de tres lustros en el que la hermandad vuelve a entrar en una fase de aletargamiento, hasta que en 1874 se lleva a cabo una nueva reorganización de la hermandad y esta cobra un fuerte impulso produciéndose un notorio incremento de los efectivos humanos que llegan a alcanzar en 1885 la cifra de 363 personas. Esta pujanza coincide con el mandato, como hermano mayor, del torero Rafael Molina Sánchez "Lagartijo"

La crisis del movimiento cofrade en nuestra ciudad a lo largo de las primeras décadas del siglo XX tienen una incidencia menor en la hermandad del Caído, aun cuando se produce un descenso de los efectivos humanos. A partir de 1919, bajo el mandato de Rafael Flores González se desarrolla una fructífera labor que va a suponer un nuevo incremento en el número de hermanos y el poder afrontar proyectos de envergadura. Así en el año 1921 se estrena el nuevo paso de la imagen titular.

La hermandad del Caído constituye uno de los ejes en torno a los que gira la semana Santa cordobesa durante las dos primeras décadas del siglo XX, siendo la única cofradía que hasta 1918 saca por sí misma una procesión al margen del desfile oficial del Viernes Santo en el que también participa con su imagen titular. Está documentada la presencia en estas procesiones del Jueves Santo de acompañamiento musical, siendo lo más frecuente una capilla vocal e instrumental, actuando en ocasiones una banda de música y en 1921, por primera vez, una banda de cornetas y tambores.

En el año 1930 le es concedido a la hermandad el título de real y en el año 1931 el de pontificia.

Los marqueses de la Mota de Trejo realizan proyectos que darán un mayor realce a la salida procesional de Jueves Santo. Así se realizarán los respiraderos de metal plateado que se encargan a la firma sevillana Sucesores de Manuel Seco. La influencia sevillana se patentiza en el hábito penitencial de la cofradía y en los cetros y bastones que llevan los cargos, si bien es en Málaga donde se adquieren las cuatro bocinas que aún hoy procesionan.

La proclamación de la II República el 14 de abril de 1931 supone el fin del auge de la hermandad y el inicio de una crisis que también afecta al conjunto de las cofradías penitenciales y a la Semana Santa. Tras este paréntesis, la cofradía sale del aletargamiento en 1937 y empieza a cobrar un nuevo impulso.

El 10 de diciembre de 1939 es nombrado hermano mayor el torero Manuel Rodríguez "Manolete". Durante su mandato la cofradía adquiere nuevos bríos y recobra la pujanza en esta época se refuerza la relación de la cofradía con el mundo de los toreros perteneciendo a la hermandad el torero "Machaquito", la esposa de "Guerrita" y varios subalternos, así como miembros de la cuadrilla de "Manolete".Durante la etapa de gobierno de "Manolete" se pone en marcha el proyecto de un nuevo paso para Jesús Caído del que se encarga el tallista cordobés Rafael Valverde Toscano.

En agosto de 1942 se aprueban unos nuevos estatutos. La potenciación que la cofradía experimenta entre los años 1948 y 1962 se traduce en un incremento en el número de hermanos. Las aportaciones económicas van a resultar decisivas para encarar los crecidos gastos que origina el proyecto estrella: el palio del paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.



Imágenes

Nuestro Padre Jesús Caído, imágen anónima del Siglo XVII y fue restaurada por Miguel Arjona en 1981.

Representa una de las tres caídas de Jesús en su tránsito por la Vía Dolorosa, tal como relatan las estaciones del Vía Crucis. Jesús se muestra con una mano apoyada en una piedra, mientras con la otra sujeta la cruz. Vuelve la cabeza hacia la derecha y postra en tierra sus dos rodillas.

La cara de Jesús se nos muestra con ojos semicerrados,boca entreabierta y muestras del dolor físico padecido en zonas moradas y enrojecidas; además las gotas de sangre se reparten por toda la faz y el conjunto que nos muestra nos induce a la serenidad y la paz.

Con barba finamente tallada y larga melena postiza, la imagen es inconfundible y sello inherente a la semana santa de Córdoba.


Virgen Dolorosa. Pedro de Mena, La imagen ha sido restaurada en dos ocasiones conocidas: una en 1898 por Rafael Jiménez y otra en 1979 por el tallista cordobés Miguel Arjona.



Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad: La Virgen es anónima del Siglo XVIII, ha sido realizada por José Saló en el último tercio del Siglo XIX, por Miguel del Moral en 1954, Rafael Valverde en 1961 y por Miguel Arjona en 1989.

La Virgen cuenta con una valiosa saya de terciopelo bordada en oro, confeccionada por las monjas del Convento de Santa Isabel de los Ángeles en 1924, al igual que el manto procesional, el cual sigue el mismo modelo de finos tallos en su ornamentación vegetal. En 1984 las religiosas del Císter resturaron la saya y Rafael Carmona volvió a hacerlo en 2005. Por su parte, el manto fue restaurado en 1948, 1957 y 1985, pasando el bordado a nuevo terciopelo. Para el camarín cuenta la Virgen con una saya y manto corto bordados así como un manto de terciopelo, liso, confeccionado en 2005 por las camareras. Luce una corona procesional de plata, realizada en los talleres de Díaz Roncero en 2000 siguiendo modelos clacisistas, así como diadema y corona de camarín datada en torno a finales del XIX. Finalmente, cabe resaltar el conjunto de joyas y los tres puñales, el más valioso de ellos estrenado en 2006 obra de Ángel Cano y patrocinado en gran medida por las camareras. Tocas, enaguas y pañuelos completan el ajuar de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.

Pasos Procesionales


Paso de misterio de estilo Neorrenacentista, en color caoba, iluminado con faroles, en metal plateado, de Rafael León (1948) siguiendo el proyecto de Rafael Valverde Toscano que diseñó el paso. Tiene talla de este autor, con la colaboración de sus hijos Rafael y Andrés, en los basamentos de los faroles y en la peana (1943-1960); la carpintería es de Daniel Salamanca y las figuras de los Evangelistas fueron restauradas por Miguel Arjona en 1989. Restaurado por Andrés y Manuel Valverde (1,999). El Señor luce potencias (1940) y corona de espinas, en plata sobredorada, esta última de Ángel Barbudo (1898), restaurada por Rafael Guzmán Olmo (1925). La túnica es de terciopelo morado con bordados en oro de las MM. Adoratrices (1922), restaurada por las mismas (1957 y 1961) y por Antonio Muñoz (1993).


Paso de Palio: respiraderos (1930), jarras de la delantera (1922) y de entrevarales (1931), en metal plateado, de Manuel Seco; varales (1950) y peana (1961-63), en alpaca plateada, de Rafael León; candelería, de 80 piezas, en alpaca plateada (1962-63) de Hijo de José Rodríguez Sanz y candelabros de cola, en plata, de Hnos. Lama (1996). El palio, en terciopelo negro, tiene bordados en oro de las MM. Adoratrices (1950-60) y en el interior de algunas bambalinas, en terciopelo morado, de Antonio Muñoz (1991-92); el manto es de terciopelo negro con bordados en oro de las Adoratrices (1924), pasados por Talleres Pozo en 1986; la saya (1999) tiene diseño y bordados en oro, sobre terciopelo negro, de Antonio Muñoz La corona en plata sobredorada de la segunda mitad del XIX ha sido restaurada en 1925, en 1958 y, por Alfonso Luque, en 1985.


Hábito Procesional

Túnica morada, cubre rostro y cíngulo negros.


Estación de Penitencia: Jueves Santo


Casa Hermandad: Cuesta de San Cayetano 10.





Su Templo


Convento de San José, más conocido como Convento de San Cayetano.


San Juan de la Cruz establece en 1586 a los carmelitas descalzos en Córdoba. En 1613 los carmelitas descalzos dejan el primitivo convento de la calle Buen Pastor y se trasladan a otro extramuros, junto a la Puerta del Colodro. El edificio se termina en 1656, aunque sufriría posteriores reformas. En el s. XIX los carmelitas fueron expulsados y el convento destruido; sólo la iglesia se mantuvo en pie, abierta al culto, hasta que 1893 los frailes regresaron.

El convento es llamado de San José, aunque popularmente se le conoce como San Cayetano, debido al culto a este santo en una de las capillas laterales de la iglesia.

En la iglesia encontramos la portada, de 1638 y realizada por Andrés Gutiérrez,presentando una puerta central con arco de medio punto junto a dos laterales adinteladas; por encima la hornacina con la imagen de San José, falnqueada por dos escudos en piedra de los patronos.

Hay otras dos puertas, más antiguas, junto a la fachada principal, una datada en 1616 y la otra en 1634, ambas son adinteladas y decoradas con el escudo del carmelo.
En el interior, el templo presenta una estructura de nave con bóveda de cañón y lunetos, brazos cortos en el crucero, sobre éste bóveda de media naranja sobre pechinas y capillas laterales a ambos lados de la nave central. Asimismo, encontramos un coro alto a los pies.

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