Pontificia
y Real Cofradía y Hermandad
de
Nuestra Señora de la Soledad y Descendimiento del Señor
Granada
Datos
Históricos
En
1561 aparece la tercera de las cofradías de sangre en Granada (junto
con la Vera Cruz y las Angustias), titulada Nuestra Señora de la
Soledad y Entierro de Cristo y con sede en el convento de Carmelitas
Descalzos de Nuestra Señora de la Cabeza, cuyas instalaciones acogen
hoy al Ayuntamiento de la ciudad.
En
1587, el
arzobispo Méndez de Salvatierra lanzó una "advertencia" a
las hermandades de penitencia expresando sus cautelas: el
incumplimiento del precepto del ayuno, de horarios, empleo de
cuadrillas de disciplinantes pagadas y el distanciamiento de los
fieles de otros ejercicios piadosos considerados prioritarios.
En
1597 dado que las medidas no surtieron el efecto deseado, el
arzobispo Pedro de Castro llevó a cabo un proceso en un tiempo
record, el miércoles de Pasión, día 26 de Marzo, se dictó
un auto por el se suprimían todas las estaciones de penitencia,
excepto las tres cofradías mas veteranas: Vera Cruz, Angustias y
Soledad.
A
partir de 1611, se fue autorizando de nuevo el aumento de cofradías
fijando a las cofradías la aportación de cien ducados que se
emplearon para el dorado de la capilla mayor de la Santa Iglesia
Catedral.
En
1615, se funda la hermandad de las Tres Necesidades y Entierro, la
cofradía de la Soledad inició un largo pleito al entender que solo
a ella le correspondía la advocación de Entierro. Unos años más
tarde se volvió a repetir el conflicto al fundarse en el Convento de
San Antón una cofradía bajo el título de la Soledad, pretensiones
fracasadas debido al fervor popular de aquella época.
En
1631, después de un periodo de 20 años de normalidad pero sin
dejarse de producirse los excesos y desvíos que fueron la causa de
reducción de hermandades, y sobre todo temiendo que los ingresos
parroquiales disminuyeran debido al incremento de las demandas de
limosnas que realizaban las cofradías, el Domingo de Ramos se dicta
un auto suspendiendo todas las estaciones de penitencia, excepto las
tres mas antiguas: Vera Cruz, Angustias y Soledad.
Intentando
resolver el conflicto entre las dos hermandades con la advocación
del Entierro, desde el 1770, se acuerda alternar cada año uno de los
dos Entierros de Cristo, el de la iglesia de San Gil y el del
Convento del Carmen.
En
1827, se reestructura la siempre discutida alternancia entre las
hermandades del Entierro y la Soledad, de forma que aquella a la que
no le tocaba procesionar, aportaría cofrades y horquilleros para el
paso de la Virgen. Se produce un acercamiento entre ambas hermandades
que explica el trasvase de las chías hasta la hermandad de la
Soledad, con las que procesionan actualmente.
A
partir de 1836 debido a las medidas desamortizadoras dictadas por el
Ministro Mendizábal, se abre un periodo de tiempo en que las salidas
procesionales van a ir espaciándose. Sin recursos económicos y
despojadas de sus bienes y de sus sedes canónicas, las hermandades
van a ir progresivamente desapareciendo; debido también a que no
fueron acogidas en parroquias (como ocurrió en otras ciudades);
prueba de ello, es que las únicas hermandades de penitencia que han
subsistido hasta la reorganización de 1917 han sido las que
radicaban en parroquias como la de Nuestra Señora de las Angustias,
la del Santo Entierro y el caso de la Soledad que fue acogida en un
convento femenino (Santa Paula).
Se
tienen noticias de que continuó la alternancia entre los dos
Entierros de Cristo hasta al menos 1840, a partir de entonces, las
dos procesiones se unen en una sola, formando el cortejo el Cristo
yacente de San Gil y Nuestra Señora de la Soledad titular mariana de
la hermandad que en esa fecha ya tenía su sede en el Monasterio de
Santa Paula. Cada año acude la Virgen de la Soledad a San Gil para
acompañar la urna con Cristo, realizan un trayecto común y después
la Soledad regresa a su templo.
Desde
1882, se une a la Semana Santa una procesión del Santo Entierro
celebrada en el barrio del Albaycin, entrando también en alternancia
con la procesión oficial; el Albaycin organizó la procesión los
años 1882, 1884 y 1887, correspondiendo a las imágenes de Santa Ana
y Santa Paula organizarlo en 1883, 1885 y 1886.
En
1885 o incluso antes se produjo un intento de revitalizar la
Hermandad de la Soledad con ejecución por las monjas del rico ajuar
procesional de la imagen que incluye el conjunto de manto y saya en
oro y realce.
Hasta
1892 no volvió a procesionar el Santo Entierro, en cambio la virgen
de la Soledad no faltó a su cita con Granada (al menos los dos años
anteriores).
En
1894 la voluntad de independencia del Santo entierro, choca con el
propósito de la autoridad eclesiástica de no celebrar dos
procesiones distintas y esto motiva la prohibición a la hermandad de
salir a la calle. Así pues, este año el Santo Entierro sale con una
imagen de la Virgen de la parroquia de Santa ana. Todo parece indicar
que la Soledad de Santa Paula no salió ese año como tampoco los dos
siguientes pues en la prensa se utiliza la acepción de Dolorosa en
lugar de Soledad.
En
1909 se fraguó la idea de procesionar un Santo Entierro antológico.
En un cortejo de siete pasos conformado por: Jesús orando en el
Huerto, Jesús de la Humildad del monasterio de Santa Paula; Jesús
caído con la cruz a cuestas, el Crucificado de la parroquia de San
José, el Sepulcro, San Juan y la Soledad.
Algunas
de aquellas escenas han perdurado: el paso del Señor de la Sábana
(Cristo acompañado al Sepulcro por personajes vivientes), las chías.
En
1922, las pocas personas que quedaban en la hermandad y la falta de
apoyo de las autoridades y el pueblo granadino provocan la grave
penuria que condujo a la suspensión de la procesión.
Desde
1923 o quizás antes, se estaban llevando a cabo intentos para
reorganizar la hermandad, pero fue el 25 de febrero de 1925
cuando un numeroso grupo de granadinos se separaron del Consejo del
Santo Entierro, entre ellos el Padre Manjón Lastra, sobrino del P.
Manjón, fundador de las escuelas del Ave María y del que fue
continuador aquél fundaron la Hermandad, aprobándose sus
Reglas el siguiente 17 de
marzo por el Cardenal Casanova y Marzol.
El
Viernes Santo de 1925, la hermandad a pesar de encontrarse en proceso
de reorganización, siguió acudiendo a la catedral para unirse a la
hermandad del Sepulcro y seguir juntas el itinerario oficial. Supo
mantener la tradición de tres pasos (San Juan, el Descendimiento y
la Soledad), la sección de la Virgen ya vestían el hábito negro,
con capillo y escapulario amarillos.
En
la junta de gobierno celebrada después de esa Semana Santa de 1925,
se aprobó el cambio de hábito de sus nazarenos del color morado por
el que ahora visten: túnica negra y capillo y escapularios
amarillos.
Esta
hermandad es la que también inicia esa costumbre tan granadina de ir
acompañada por filas de señoras vestidas de mantillas. Ya lo hacía
desde la Semana Santa de 1923, estas secciones de señoras ataviadas
con la clásica mantilla formarán los cuerpos de camareras de dichas
titulares.
Debido
a la tradición, no se olvidan algunos elementos que venían de la
procesión barroca que formaban esta hermandad y el Santo Entierro,
elementos tales como las figuras vivientes, las chías, los soldados
romanos, han perdurado hasta nuestros días.
Al
año siguiente de su reorganización, en 1926, la hermandad sale de
forma independiente, al margen de la procesión del Santo Entierro,
lo hace cuando dicha procesión se había encerrado. Desde 1919, la
imagen de Nuestra Señora de la Soledad había procesionado sobre el
paso-carroza del Sagrado Corazón prestado por los jesuitas
estrenando este año una “carroza” nueva, que según la revista
Granada Gráfica consistía en un carro cubierto con paños o
faldones negros rematados en su parte superior por una randa de
encaje y sobre ella, una mantelina recortada formando arcos con un
fleco que enmarcaba la randa. Alrededor del paso llevaba tulipas y
delante de la imagen un candelabro con cinco de ellas y otros dos en
los costados del paso.
En
1928 se estrenaron los típicos faroles con cristales morados, sin
embargo no se ejecutó el paso de misterio encargado a Roldán de la
Plata, tampoco se realizó el palio que estaba previsto desmontable
para poner y quitar en la puerta de la iglesia debido a la escasa
altura de la misma.
En
1928 la cofradía programó dos procesiones, una a las tres de la
tarde con el Cristo y otra ya por la noche con la Virgen.
Al
año siguiente, ya en una sola procesión, junto al Descendimiento y
a la Virgen de la Soledad, procesionó la imagen del Cristo de San
Agustín portada en posición inclinada.
Ya
en 1930 el cortejo se compuso de Cristo Crucificado (de la iglesia de
San Idelfonso), el Señor de la Sábana, San Juan de la Palma y
Nuestra Señora de la Soledad.
En
1952 la Federación pretendió poner en la calle un cortejo
antológico en el cuál figurarían entre otras, la imagen de la
Flagelación del monasterio de Santa Paula y Nuestra Señora de la
Soledad, la lluvia impidió la salida de dicho cortejo.
El
Viernes Santo de 1973, salió la cofradía por última vez del
Monasterio de Santa Paula, cambió de sede, pero no de comunidad,
junto a las madres jerónimas, se trasladó al Monasterio de San
Jerónimo.
Imágenes
Portado
por personajes vivientes, el Señor de la Sábana fue el titular de
la antigua Cofradía del Entierro de Cristo y Nuestra Señora de la
Soledad, del desamortizado convento del Carmen calzado (actual
ayuntamiento). La ultima caridad para los hermanos difuntos se
representa en este misterio viviente, con un yacente de mediados del
Quinientos, impresionante, que no ahorra detalle a su verdad y su
muerte.
La
virgen de la Soledad, procesionada también en tiempos desde el
cenobio carmelita, es Dolorosa de vestir con manos entrelazadas,
corona y manto decimonónicos, muy cercana a la línea devota de
Pedro de Mena, constituyendo una de las estampas de mas rancio y
clásico sabor de la Semana Santa granadina.
Pasos
Procesionales
Descendimiento
del Señor.
Es
el único paso viviente de la Semana Santa de Granada. La imagen de
Cristo muerto, obra de P. De Rojas del Siglo XVI, es portada cada
Viernes Santo en una simples angarillas recubiertas con una sabana y
un sencillo exorno floral en los pies. Personas, vestidas con
teatrales ropajes, escenifican a San Juan, José de Arimatea y José
Nicodemo. Se acompañan de jóvenes que representan a la Virgen
María, María Magdalena, María Cleofas y María Salome, así como
por romanos. Esta representación, parece ser, fue diseñada en el
año 1927 por Roldán de la Plata, aunque ya en 1911 Nicolás Prados
y Francisco Vergara también habían ideado una representación
similar para el desfile antológico que se hacia en los días de
Semana Santa.
Nuestra
Señora de la Soledad
El
paso fue realizado por Rafael Moreno en metal plateado en el año
1972. Al año siguiente se realizaron en los talleres de Luque
(Lucena) los candelabros plateados. El paso es plateado, sin palio, y
en su trasera aparecen candelabros de cola plateados y en la
delantera guardabrisas que iluminan a la imagen. Durante alguno años
el paso llevo candelería, que fue retirada en 1983, rescatada en
1996 (obra entonces de los orfebres Aragón y Pineda) y suprimida
nuevamente años mas tarde. No hay que olvidar la joya que constituye
el manto de la Soledad, bordado por las Madres Jeronimas de Santa
Paula en el año 1881.
Hábito
Procesional
Túnicas
Negras y capa de igual color, antifaz en raso amarillo con
escapulario jerónimo bordado en seda, cíngulo negro y amarillo.
Estación
de Penitencia: Viernes
Santo
Casa
Hermandad:
Su
Templo
Monasterio
de San Jerónimo
El origen de
la construcción de este monasterio se sitúa en el ofrecimiento que
hacen los Reyes
Católicos tras
la toma a las tres órdenes religiosas más importantes,
Franciscanos, Dominicos y Jerónimos,
para que se establezcan en la ciudad. Así, los Reyes Católicos
donaron a la orden jerónima una finca con casa, molino y huerta
que antes había pertenecido los reyes musulmanes. En 1519 se inician
las obras, y poco después la viuda de Gonzalo Fernandez de Córdoba,
el Gran Capitán, solicitó al emperador Carlos V le concediera
el monasterio como enterramiento de su marido y panteón familiar, lo
que le fue concedido a cambio de terminar la Capilla Mayor y
decorarla con Retablo, reja y panteones (no ejecutados al
final).
El exterior, con apariencia más de fortaleza que iglesia, nos muestra gruesos muros de cantería y escudos del Gran Capitán, la fachada, ya dentro del compás, también añade símbolos y escudos de armas de los Reyes Católicos junto a esculturas religiosas. Una vez en el interior, sólo un claustro en gótico tardío “isabelino” puede visitarse, perteneciendo el otro a monjas jerónimas de clausura tras la devolución a la orden del edificio en 1973, reparándose así el daño que hizo la desamortización. Este claustro mezcla la influencia gótica de Egas, el arquitecto de la Capilla Real, con portadas de las salas comunitarias ejecutadas a la romana por Siloé.
Igual ocurre en el interior de la Iglesia, un primer tramo isabelino con techo en oro y azul nos hace pensar en Egas o sus discípulos, mientras que el tramo desde el crucero al altar es ejecutado por Siloé al más puro estilo renacentistas con sus conocidos pilares corintios y figuras con héroes de la antigüedad clásica que rememoran las hazañas del Gran Capitán. Junto a la Capilla mayor está la lápida donde yacen sus restos, pero artísticamente lo más destacado es el magnífico retablo, quizás el más importante del renacimiento español, donde trabajó una constelación de artistas creando una gran complejidad en las representaciones con una unidad en el resultado sorprendente.
El expolio del general Sebastiani durante la invasión francesa nos impide ver hoy el tesoro de la iglesia, como alhajas, rejas platerescas, banderas ganadas por el Gran Capitán en sus batallas o la espada que el papa Alejandro VI le entregó para la defensa de La Iglesia.
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